CACHO BOUVET Y JULIO CESAR MIGUELES CUENTAN SU EXPERIENCIA
Cada 17 de agosto significa un momento histórico para el atletismo de San Salvador. Ya en la década del 80 se eligió esa fecha para realizar las primeras pruebas atléticas. Con el tiempo, ya en el 2000, llegó el maratón del departamento y se dio continuidad a esa fecha para llevar a cabo la prueba más importante del litoral argentino, si bien agosto es un mes complicado por el clima, porque hubo pruebas con mucha humedad, frío, calor, lluvia y hasta piedra.
Hoy, 16 de agosto se cumplen 20 años de la primera edición que vio como ganador a Marcelo Viollaz (San Salvador) en los varones, a Griselada Ortíz (San Salvador) en Damas A y Noemi Alloix (Colón) en Damas C.
“Una de las que más recordamos fue hace 5/6 años cuando se hacía todavía de 21 km, un día de mucha lluvia que retrasó la largada. Pero cuando calmó la lluvia salimos desde el Playón en San Salvador por la calle Arroyo Grande y todos pasamos con el agua casi hasta la rodilla. Nadie se quejó porque todos querían largar”, recordó Julio César Migueles, presidente de la Agrupación “La Pantera”.
La organización del maratón del departamento lleva mucho tiempo. “Una semana antes se comienza con el armado de los trofeos, planillas, para que no falte nada, y la última noche nos acostamos muy tarde. Eso a los que la podemos correr nos afecta y sentís el peso de las piernas. Para los que hacemos las dos cosas se hace difícil”, comentó Julio César Migueles, presidente de la Agrupación, que se inició en el atletismo junto a su hermano “Pantera” a fines de los 70.
Después te aflojas, admitió, cuando ves que el primer puesto de agua está y que va la ambulancia y todos los controles están en orden.
En tanto para Cacho Bouvet hacer las dos cosas te demanda mucha atención en la organización: “No estás concentrado para largar y tenemos el riesgo de lesionarnos, hasta que correr unos kilómetros y te tranquilizás y te metés en la carrera”.
Además, cuando vienen atletas de afuera, de Maldonado, de Buenos Aires, y llegan a la madrugada y tenés que atenderlos y abrirles para que se queden en el albergue. Cada vez que llegaba un colectivo llegaba un atleta, dijo.
La idea de unir las dos ciudades fue porque “siempre había cierta rivalidad, ya sea en el colegio o cuando se iba a bailar allá o acá. Era una forma de ser más que nada de los varones, y la idea fue unirnos por ese motivo. Aparte como las dos ciudades más importantes del departamento creo que dimos el puntapié inicial para unirnos en varios temas”, recordó Cacho.
A mí me gusta correrla desde Campos hasta San Salvador porque vengo hacia mi ciudad. Es como que me motiva más, pero sin embargo es más difícil, por las subidas que tenemos para llegar. En cambio, llegando a Campos es más llano en la entrada, excepto la subida hacia el parador El Carmen, que es un lugar donde varios atletas han perdido la carrera porque sentían el esfuerzo”, indicó Cacho Bouvet.
A pesar de trabajar en la organización todos la queremos correr porque es nuestra carrera, agregó Cacho.
Muchas veces no pensás correrla, pero cuando estás cerca de la hora la querés correr y terminamos largando, dice Julio César, con mucha alegría. Además, “la gente que nos espera es algo único. Si bien es una carrera dura, sobre todo de Campos a San Salvador, pero cuando vas llegando, desde la zona del Molino de Schmukler, la gente está esperando a ambos lados de la ruta, más la que te va acompañando, y cuando vas llegando la gente que grita y te alienta, realmente nos da un empujón único, y si venís agotado, la gente te lleva hasta la meta. Es algo espectacular”, resaltó.
LOS COMIENZOS
Estábamos jugando en la 5ª división de Unión y llegó una invitación desde Villa Clara. Jorge Carrazco nos invitó a participar y 5 o 6 empezamos a entrenar, entre ellos Pantera, y desde esa época seguimos corriendo, recordó “Mojarra” Migueles, quien también se destacó como futbolista. El atletismo tiene algo especial por el entrenamiento porque cuando uno trabaja todo el día y termina cansando, pero llega el momento de salir a correr, te desconectás de todo y te hace sentir bien”.
“Siempre recuerdo cuando corríamos de Paysandú a Colón, pasando por el puente, y mi hermano siempre me ganaba, pero en una de esas cuando bajábamos el puente los pasé a todos, entre ellos a Pantera y José Luis Islas. Ahí fue cuando Pantera me dijo “anda más despacio que no vas a llegar”. Recién habíamos salido de Paysandú y faltaba mucho, pero me di el gusto de sacarle una ventaja en la salida”. Otro lindo recuerdo fue cuando corrimos los 21 kms. en Mendoza en la maratón de la nieve.
Por su parte, a Cacho Bouvet siempre le gustó correr, pero “desde chico cuando iba al colegio tuve que trabajar todo el tiempo y no me quedaba mucho tiempo para entrenar. Pero yo tenía unas condiciones tremendas para correr. Incluso con Pantera corríamos en el colegio y los profesores querían que corriera, pero lamentablemente nunca podía porque trabajaba el sábado y hasta el domingo de mañana. Lo fui dejando y jugaba al fútbol hasta que decidí correr una carrera a los 34 años cuando había dejado el fútbol por una lesión en la rodilla. Tenía los ligamentos cortados y empecé a entrenar, pero no me molestaba para correr. Así corrí 20 años con los ligamentos cortados hasta que hace unos años me operé y me hicieron todo nuevo. Ahora tengo el ligamento nuevo”, manifestó Cacho.
Cuando me inicié en el atletismo mis hijos tenía 6/7 años y los lleva a todas las carreras y ellos también se sumaron al deporte. Daian ahora se dedica al rugby y Leo al atletismo en Rosario.
Cacho menciona que ha participado en más de 400 pruebas atléticas, lo que deduzco por los trofeos que tengo y casi siempre pude terminar dentro de los primeros que son premiados. “Tengo tres vitrinas, arriba del modular lleno de copas y un depósito donde hay dos estanterías llenas con trofeos y en cajas otros más”, indicó Cacho ante la pregunta de La Semana.
EL FUTURO DEL MARATON
Últimamente a muchos se les hacía difícil participar por el costo. La inscripción, el viaje, los viáticos y es algo costoso. Por eso todos elegimos en qué maratón participar. La inscripción no se puede abaratar porque los trofeos, las medallas y las remeras son caras. Y hay que darle algo a todos porque los atletas que no entran en la premiación de los cinco primeros quieren llevarse una remera y una medalla como recuerdo y eso si o si tenemos que ponerla, indicó Migueles.
En tanto, Cacho coincide que el tema económico es un condicionante. “Por ahí el que tiene un buen trabajo no tiene problemas de ir a correr una carrera. Teniendo un peso, al que le gusta el atletismo lo invierte acá, porque nosotros prácticamente no gastamos en remedios. Al médico solo vamos a realizar los chequeos dos veces al año y siempre estamos sanos. Casi que no tenemos posibilidades de enfermarnos, por el hecho de entrenarnos dos o tres veces por semana nos desconectamos de todo mental y psicológicamente”.
Incluso, dijo, “el atletismo es un cable a tierra, como lo es para los que realizan cualquier otro deporte, no vamos mucho al médico. Para la salud es muy importante. Y en mi caso a esta altura no corro por ganar un trofeo, sino por lo bien que me hace a la salud. El placer que siento después de entrenar con todo el grupo. A veces somos 20 o 30 entrenando y dejamos todo lo que tenemos que hacer para entrenar y nos olvidamos del trabajo hasta el día siguiente”, destacó Cacho Bouvet.